El acoso escolar no es un juego de niños

¿Qué es el acoso escolar? ¿En qué conductas se manifiesta? ¿Qué importancia le damos a este tipo de situaciones? ¿Qué efectos causa en quien lo sufre, en quien lo observa, en quien lo realiza…? ¿Se puede prevenir? ¿Quién y cómo puede/debe hacerlo? ¿Quién, cómo y cuándo intervenir?

El acoso escolar es un fenómeno complejo que finalmente confluye en una triste realidad: hay alumnado y familias que sufren por su causa y lo hacen, en muchas ocasiones, en soledad y silencio. ¿Sabemos hacerles sentir y vivir que estamos a su lado, que deseamos y podemos protegerles, que estamos comprometidos con su seguridad y su bienestar? ¿Siempre? ¿Con todo tipo de alumnado? ¿Con todo tipo de familias?

Las administraciones educativas han venido elaborando protocolos de actuación ante el acoso. Está bien que eso sea así. Es necesario, pero el mejor protocolo es la prevención y en ella debemos ser partícipes activos todos y todas.

La existencia de relaciones de acoso en nuestros centros educativos nos hace plantearnos la necesidad de revisar prácticas y aspectos de la organización escolar: del uso de los espacios comunes, el modelo de gestión de la convivencia, el tipo de actividades complementarias y extraescolares que ofertamos, los espacios y recursos destinados al comedor escolar, la coordinación entre el personal docente y no docente… y la comunicación con las familias.